Vasos de plástico y medio ambiente ¿cuáles son las alternativas sostenibles?
La investigación de Euronda: conocer para elegir conscientemente
Las peticiones de una alternativa a los vasos de plástico desechables, también en el sector médico u odontológico, son cada vez más numerosas. Como fabricantes, empezamos hace tiempo a reflexionar sobre las materias primas y las técnicas de fabricación.
Con frecuencia se oye hablar de la posibilidad de utilizar vasos de papel o de bioplástico como alternativas «ecológicas» y «orgánicas», pero ¿realmente es así?
En este artículo veremos las diferentes alternativas que ofrece el mercado analizando el impacto ambiental de cada una de ellas y demostrando que muy a menudo las generalizaciones y simplificaciones nos hacen perder de vista el impacto real de nuestras elecciones. En este sentido, conviene dejar claro dos aspectos.
En primer lugar, al evaluar la sostenibilidad o no de un producto, siempre es necesario tener en cuenta su ciclo de vida (LCA – Life Cycle Assessment):
- la materia prima utilizada;
- el coste para obtenerla;
- el consumo de energía, agua y otros materiales necesarios para su procesamiento;
- el destino al final de la vida útil (por ejemplo, reciclado o no);
- los costes del transporte debidos al peso y las dimensiones.

En segundo lugar, cuando se habla de productos desechables en el ámbito de la medicina, no podemos olvidar que todos los productos que entran en contacto con líquidos orgánicos deben tratarse como residuos especiales.
Para profundizar en este tema, remitimos al artículo dedicado a los Productos desechables en el sector médico.
Vasos de papel
Usar el papel como materia prima para fabricar vasos desechables puede parecer una gran idea. De hecho, los vasos de papel a menudo se presentan y promocionan como compostables, reciclables o incluso «orgánicos». Lamentablemente, esto no se corresponde completamente con la realidad de los hechos, ya que los vasos de papel nunca carecen totalmente de plástico. De hecho, los vasos de papel están recubiertos internamente con una capa de plástico que evita que el líquido contenido entre en contacto con el papel. Este recubrimiento representa aproximadamente el 5 % de su peso total y comporta un mayor consumo de energía y emisiones de CO2 en su proceso de fabricación. Además, el proceso de separación de papel y plástico es complejo y muy costoso, por lo que las plantas de reciclado a menudo rechazan los vasos de papel y los envían a los vertederos.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que las normativas vigentes europeas limitan en gran medida el uso de fibras de papel reciclado en productos (envases, pero también platos y vasos) destinados al contacto con alimentos. Sin contar que los vasos de papel son como mínimo dos veces más pesados que los vasos de plástico normales, generando un impacto en el medio ambiente también cuando se transportan.
Vasos de bioplástico
Definimos como vasos de bioplástico los vasos obtenidos de la transformación del maíz, el bambú o la caña de azúcar. Teóricamente, esta solución parece ser la mejor, ya que ofrece un producto respetuoso con el medio ambiente y muy similar al tradicional. La producción y el uso de bioplásticos son más ventajosos que los de los plásticos convencionales, tanto desde el punto de vista de la demanda energética como de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, esta solución tiene un gran impacto en el medio ambiente debido al uso de fertilizantes y sustancias químicas utilizadas en el cultivo de las materias primas renovables necesarias, junto con el consumo de suelo y agua. A lo que se añade el impacto ambiental por el transporte de las biomasas necesarias para la fabricación.
En principio, el plástico biodegradable (normalmente PLA) obtenido del maíz o la caña de azúcar es 100 % compostable y permite una eliminación completa sin generar residuos. En realidad, para permitir este proceso, se deben establecer condiciones ambientales especiales. En la práctica, si desechamos un vaso de PLA en un vertedero, no obtenemos ninguna recuperación: el PLA se debe eliminar en las plantas de compostaje. En el compostaje doméstico, de hecho, no se alcanza una temperatura suficiente para la descomposición. Además, la distinción entre PLA y plástico tradicional no es inmediata para el usuario ni para las plantas de reciclado. Esto crea un problema, ya que si el PLA entra en el proceso de reciclado del PET se puede producir una contaminación del material que se va a reciclar, lo que puede reducir significativamente el rendimiento del material reciclado. Por último, el uso masivo de estos plásticos fomenta la propagación de plantaciones monocultivo, peligrosas para la biodiversidad y la sostenibilidad económica de las comunidades, además de repercutir directamente en el precio de las materias primas destinadas a la alimentación.
Por lo tanto, los bioplásticos pueden ser un material alternativo pero parecen ser, hoy en día, ecológicamente poco sostenibles (pensemos que para cultivar 1 kilo de maíz, del que se obtienen entre 22 y 28 botellas, se necesitan 250 litros de agua) para productos desechables, caracterizados por una vida útil muy corta.
No todo el plástico es igual
La materia prima para la fabricación de plásticos siempre es el petróleo crudo. Sin embargo, el plástico obtenido de esta manera puede contaminar el medio ambiente en mayor o menor medida dependiendo del gasto de energía necesario, las emisiones de CO2 para la fabricación y la posibilidad de reciclado, así como en función del peligro de las sustancias emitidas durante su ciclo de vida útil. Después de los biopolímeros, el polipropileno (PP) se considera uno de los plásticos más respetuosos con el medio ambiente.
Polipropileno (PP): un plástico respetuoso con el medio ambiente
Para fabricar polipropileno (PP) se utilizan como materias primas etileno y propileno, considerados relativamente inofensivos para el medio ambiente. Además, el polipropileno no contiene ningún aditivo químico, como por ejemplo los plastificantes. Fabricar vasos en polipropileno (PP) es muy sencillo, eficiente desde un punto de vista energético y con un bajo impacto en cuanto a emisión de dióxido de carbono. Además, los residuos generados en el procesado se pueden volver a procesar para reducir al máximo los desperdicios.
El PP es el plástico más indicado para el reciclado mecánico. El reciclado de vasos de PP es muy sencillo, está muy extendido y es completamente ecológico, a diferencia de lo que sucede con los vasos de papel. La mayoría de las plantas de eliminación reconocen el polipropileno sin problemas y puede reciclarse adecuadamente con menos consumo de energía que otros plásticos. El uso de plástico reciclado ha experimentado un crecimiento constante en los últimos años y continúa aumentando. Aunque la legislación no permite la reutilización de plástico para la fabricación de productos alimenticios, esto no impide que, al analizar los diferentes sistemas de reciclado, los vasos de PP obtengan en términos generales los mejores resultados.
Por su neutralidad fisiológica, se utiliza el polipropileno en numerosos productos médicos, como los artículos desechables, espátulas, jeringas, cánulas, etc.
A este respecto, conviene siempre recordar que los residuos hospitalarios deben considerarse residuos especiales y su eliminación implica un tratamiento de termodestrucción en las plantas de incineración. En este sentido, el polipropileno no causa ningún problema, ya que se descompone completamente por efecto del dióxido de carbono. Todos los vasos Euronda están fabricados con PP para garantizar el menor impacto medioambiental posible y la mejor eliminación.
Conclusión
Entonces, ¿cuál es la mejor solución desde un punto de vista ecológico: papel, bioplástico o plástico (PP)? Hemos analizado durante mucho tiempo este aspecto en el ámbito de la producción y, en nuestra opinión, por el momento esta pregunta no puede tener una respuesta clara e inequívoca. Hay muchas variables en juego, especialmente complejas en un sector como el nuestro, el de la biomedicina, donde el uso de plástico desechable ha aportado enormes beneficios en términos de prevención y seguridad. La recomendación, por lo tanto, es informarse y profundizar más en saber qué utilizamos y qué compramos, eligiendo con conocimiento.