La protección ocular en el ejercicio de la odontología
Las gafas protectoras y los riesgos que previenen
El trabajo en la clínica dental supone un riesgo continuo frente a agentes físicos, químicos como biológicos.
El ojo, en particular, es un área muy sensible a los traumas físicos y químicos y funciona como una herida abierta ante agentes biológicos. En muchas ocasiones las lesiones oculares pasan desapercibidas, pero en otras se puede llegar a tener limitación en la visión e incluso pérdida del ojo: por esta razón el tema de la protección ocular en el ejercicio de la odontología desempeña un papel fundamental.
Antes de los años ‘80 raramente se utilizaba de forma rutinaria algún tipo de protección ocular. Solo tras el brote del virus de inmunodeficiencia humana se comenzó a tener consciencia del riesgo biológico que supone tener la conjuntiva sin protección.
Farrier y col. [1] , tras estudiar a una población de 200 odontólogos, encuentra que hoy en día el 87% de ellos utiliza gafas de una forma rutinaria, el 48% ha padecido algún traumatismo o infección ocular y en el 75% de los casos estos eventos han ocurrido por no llevar gafas.
Las auxiliares dentales llevan gafas en un porcentaje menor (48%).
Es nuestra obligación disponer de nuestro Equipo de Protección Individual (E.P.I.) para evitar accidentes [2].
No solamente debemos protegernos a nosotros mismos, sino también a nuestro paciente: durante el tratamiento estamos desplazando sobre su cara instrumental punzante (bisturís, agujas, sondas, etc.) y utilizamos ácidos y álcalis que pueden acabar dentro de su ojo.
Además, el uso de gafas protectoras no debe ser limitado exclusivamente al estar frente al paciente. El porcentaje de profesionales que usan gafas mientras se maneja el instrumental contaminado en la sala de esterilización disminuye drásticamente, pese a que la manipulación de este material entraña riesgo de contaminación biológica.
Las lesiones oculares
Trabajar sin protección ocular hace que estemos expuestos a diferentes posibles lesiones en el ojo. Para simplificar la clasificación podríamos dividirlas en dos grupos:
- Lesiones físicas:
- Trauma por impacto
- Trauma químico
- Trauma por radiación
- Lesiones infecciosas:
- Infecciones localizadas
- Infecciones sistémicas
Lesiones físicas
Trauma por impacto
Las lesiones más frecuentes suelen consistir en abrasiones producidas por el impacto de objetos o metales durante el tratamiento dental: suelen cicatrizar solas sin necesidad de tratamiento, aunque puedan producirse infecciones secundarias.
Por otro lado, las lesiones sangrantes producidas por instrumental cortante o lacerante o por impacto de un objeto penetrante presentan dolor sangrado, visión alterada y requieren sutura profesional. Pueden llegar a producirse la pérdida del ojo o secuelas como cataratas, distorsión pupilar o uveítis.
Trauma químico
Principalmente producido por ácidos y álcalis que impactan en el ojo, puede conllevar conjuntivitis, queratopatía y punteado superficial.
El tratamiento requiere una irrigación copiosa para eliminar los restos del agente causal, uso de lubricantes, corticoides y/o antibióticos tópicos y vit C. Normalmente se recupera el ojo al 100%.
Trauma por radiación
Durante los tratamientos odontológicos utilizamos luces azules para la fotopolimerización o el láser.
La luz azul tiene un efecto de fototoxicidad que puede acabar en una retinitis pigmentosa o degeneración macular. La luz azul favorece la senescencia de la retina cuyo primer biomarcador es la aparición de cuerpos residuales como la lipofucsina. Para evitarla es necesaria la utilización de filtros naranjas para bloquear la luz azul [3].
El aumento en el número de láser en las clínicas dentales propicia la aparición de lesiones en la conjuntiva por una protección inapropiada. Además, el acúmulo de restos tisulares en la punta del láser provoca gases que al calentarse pueden generar quemaduras.
Asimismo, el ojo absorbe las radiaciones del espectro UV y UV-B que pueden provocar cataratas, retinitis o incluso cáncer ocular. Es necesario el uso de gafas específicas protectoras tanto para el paciente como para el operador [4].
Lesiones infecciosas
Durante el tratamiento odontológico se genera un aerosol que se puede depositar en la superficie de nuestros ojos. El ojo es una ¨herida abierta¨ por donde los patógenos pueden penetrar, causando infecciones localizadas o a nivel sistémico.
Infecciones localizadas
Se definen “infecciones localizadas” aquellas infecciones que afectan directamente el ojo, debidas a contaminación por aerosol o infección secundaria a traumatismo.
Wilcox y col. [5] detectan un riesgo más elevado de padecer keratitis por herpes en pacientes con lentillas que no llevan conjuntamente gafas protectoras.
Afzha y col. [6], en un estudio en el que analizan odontólogos usuarios de lentillas, encuentran que tras realizar raspaje y alisado radicular se contaminan el 50% de las lentillas usando protección frente a un 100% de lentillas contaminadas si no se usan gafas protectoras.
Infecciones sistémicas
En odontología se dan a menudo accidentes con contacto directo de fluidos en la conjuntiva ocular. Aunque el riesgo de seroconversión es bajo, no hay que descuidar la protección ocular.
Se han reportado casos de seroconversión a distintos patógenos como HIV, HBB o HBC. Virus como la Influenza o el actual Coronavirus también se transmiten por la conjuntiva. El riesgo de seroconversión al HBB es del 01%, no hay evidencia frente a HIV y el riesgo de adquirir hepatitis C por vía conjuntiva es muy raro, aunque existe un caso descrito en una enfermera de diálisis que se infectó de HBC [7].
El uso de pantallas de protección permite usar concomitantemente otro tipo de gafas, proporcionando una protección mayor. No solo previene de la contaminación por las salpicaduras directamente al ojo, sino que al proteger la mayor parte del rostro evita la autocontaminación del personal al tocarse la cara [8].
- Farrier, S., Farrier, J. & Gilmour, A. Eye safety in operative dentistry — A study in general dental practice. Br Dent J 200, 218–223 (2006). https://doi.org/10.1038/sj.bdj.4813257
- Ayatollahi J, Ayatollahi F, Ardekani AM, Bahrololoomi R, Ayatollahi J, Ayatollahi A, Owlia MB. Occupational hazards to dental staff. Dent Res J (Isfahan) 2012;9(1):2–7. doi: 10.4103/1735-3327.92919
- Yoshino F, Yoshida A. Effects of blue-light irradiation during dental treatment. Jpn Dent Sci Rev. 2018;54(4):160–168. doi:10.1016/j.jdsr.2018.06.002
- Ekmekcioglu H, Unur M. Eye-related trauma and infection in dentistry. J Istanb Univ Fac Dent. 2017;51(3):55–63. Published 2017 Oct 2. doi:10.17096/jiufd.60117
- Willcox MDP, Holden BA . Contact lenses related corneal infections. Bioscience Reports 2001; 21: 445–461.
- Afzha R, Chatterjee A, Subbaiah SK, Pradeep AR. Microbial contamination of contact lenses after scaling and root planing using ultrasonic scalers with and without protective eyewear: A clinical and microbiological study. J Indian Soc Periodontol. 2016;20(3):273–278
- Hosoglu S, Celen MK, Akalin S, Geyik MF, Soyoral Y, Kara IH. Transmission of hepatitis C by blood splash into conjunctiva in a nurse. Am J Infect Control. 2003;31(8):502–504. doi:10.1016/j.ajic.2003.03.005
- Bentley CD, Burkhart NW, Crawford JJ. Evaluating spatter and aerosol contamination during dental procedures. J Am Dent Assoc. 1994;125:579–584

Artículo de la Dra. Gema Maeso, especialista en Odontología preventiva y comunitaria. European Board in periodontics certified.